Cuando un
gobierno llega el poder, lo usual es darle los primeros cien días de gracia
para hacer una evaluación inicial. Se considera un tiempo prudente, ya que
menos tiempo sería muy poco lo que pudiese mostrar y más ya excederíamos el
tiempo de gracia que se les suele dar. Sin embargo, la irrupción de Trump en la
presidencia de EEUU ha estado colmada de tantos acontecimientos que si
evaluamos los primeros diez días ya podemos avizorar muchas cosas de su
naciente gestión.

Para empezar
diremos que muchas de las acciones observadas en estos diez días ya se preveían
antes, ya que fueron anunciadas con mucho ímpetu en su campaña. Aunque luego de su triunfo electoral lanzó un discurso moderado que hizo pensar en otra cosa, de inmediato empezó la formación de su gabinete , incluyendo a puros “halcones” y
ultraconservadores en las diferentes secretarías (2). Su investidura del 20 de enero fue más de
lo mismo, brindó un esquema proteccionista y nacionalista (“America first”),
adoptando más la posición de un candidato enérgico y apasionado que la moderación que se le
exige a un presidente, repitiendo muchas de sus feroces arengas de campaña.
Uno de sus
primeros actos fue iniciar el desmantelamiento del Obamacare con miras a
preparar la derogatoria de su ley. Luego dictó directivas para frenar las
medidas que la administración Obama había tomado para luchar contra el cambio
climático, principalmente en lo concerniente a la reducción de las emisiones de
gases con efecto invernadero, dando así barra libre al lobby petrolero. Aunque
ambas acciones pueden considerarse como simbólicas, auguran la dirección que
tendrá la administración en estos sectores. La eliminación de la web en español
de la Casa Blanca también se entendió como un mensaje que su política anti
inmigratoria va en serio. La convocatoria a una reunión en la Casa Blanca tanto
a la primer ministra británica Theresa May y al primer ministro israelí
Benjamín Netanyahu avizoran que su política exterior se cimentara sobre estas
alianzas, con Gran Bretaña, que necesita ayuda para afrontar el Brexit de la Unión Europa y con Israel,
apoyando políticas más agresivas de Tel Aviv. Los efectos en este último país
no se hicieron esperar, el Ayuntamiento de Jerusalén aprobó la construcción de más
casas en los territorios ocupados por Israel, construcciones que estaban
detenidas por presiones de la Administración Obama. Demás esta recordar que en
el pasado, tanto Trump como su yerno y el
nuevo embajador de EE.UU. en Israel donaron dinero para la construcción
de más colonias en Cisjordania.
El lunes 23
continuo desmontando el legado de Obama, al anunciar ante líderes
empresariales, el retiro de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico o TPP. Si bien es
cierto este acuerdo estaba condenado de antemano, pues Obama no pudo lograr su
ratificación por el Congreso, Hilary también lo cuestionaba y con mucha mayor
razón Bernie Sanders, muchos republicanos consideran que es un error no
ratificarlo ya que eso significa perder una posición estratégica en la
región Asia-Pacífico. Sin embargo esta decisión va a tono con la
tan mentada guerra comercial que planea hacer Trump con China, aunque analizando lo que esto traería, el retiro
de EE.UU. del TPP más parece que va a favorecer a China, que es hacia donde
están mirando ahora los países firmantes.
La crisis
diplomática que generó con México fue uno de los eventos que más cobertura
mediática mereció y que ocasionó que Peña Nieto suspenda su anunciada visita a
la Casa Blanca programada para el 31 de Enero. El tema fue la construcción del
tan mentado muro, que Trump insistió que debe ser pagado por México y que el
presidente mexicano rechazó de plano. Lógicamente que construir el muro y
pasarle la factura a México no es factible bajo ningún término. El Secretario
de Prensa de la Casa Blanca adelantó que gravarían con un impuesto de 20% a las
importaciones mexicanas. Esto es una idea que no tiene ni pies ni cabeza, y
hasta un estudiante de primer ciclo de economía lo sabe, ya que quien paga los
aranceles es el importador, en este caso la empresa estadounidense, quien para
recuperar ese pago no le quedará más remedio que trasladar ese costo al
producto final, siendo al final el consumidor americano el que cargue con ello. Este tema
fue motivo para un artículo en su columna del NYT de Paul Krugman, Nobel de
Economia, quien dijo que “la historia de los aranceles es un epítome del patrón
que estamos viendo en este gobierno caótico: un patrón de disfunción,
ignorancia, incompetencia y traición de la confianza” (3). Esto, unido a las dudas que está generando la continuidad de EE.UU. en el TLCAN, ha
tensado mucho más las relaciones diplomáticas entre estos dos países como nunca
antes se había visto. Ante esto, se han verificado acciones como, el aumento
del temor en los mexicanos residentes en EE.UU. que han aumentado las remesas o
el boicot a productos estadounidenses en México.
Casi para cerrar
la semana, el viernes, firmó talvez su
orden más controvertida de estos diez días: la prohibición de la entrada en
EE.UU. a refugiados de “países preocupantes”, una ejecutiva que aparte de ser “islamófoba”
era muy imprecisa, ya que abarcaba a ciudadanos legales residentes que habían salido
por vacaciones y hasta a personal de vuelo de las aerolíneas. La medida generó un caos total en
los aeropuertos, con personas varadas en territorio de nadie. En las calles, la
gente salió a protestar y gran cantidad de líderes mundiales expresaron su
protesta, incluyendo a May, Merkel o Hollande. Una jueza admitió a trámite una solicitud para
detener las inminentes deportaciones de los que estaban retenidos en las
oficinas de aduanas o migraciones de los diferentes aeropuertos y después de 2
días se pudo solucionar el impase. Esta ha sido considerada la primera gran derrota
que ha sufrido Trump en su afán de poner en práctica sus polémicas y discutidas
propuestas y demuestran la improvisación que hay en ellas al aplicarlas. A tenor de sus medidas contra los refugiados, se ha podido ver que el funcionamiento de las instituciones democráticas americanas será el mayor obstáculo con el que se chocarán muchas de sus políticas agresivas.
En otros
sectores, Trump ha conseguido rebajar las tensiones con Rusia, pero ambos no
bajan la guardia y aunque quieren unir fuerzas para combatir al islamismo
radical, no hay nada en concreto a asuntos como Siria por ejemplo, donde los
dos bandos tienen estrategias opuestas o sobre Ucrania, donde la cosa parece
que seguirá igual. Por otro lado, las relaciones con la Unión Europea también
han decaído, ya que exige que la UE aporte mas a la OTAN, organización que fue
creada al amparo de la Guerra Fría y que ahora pretende redireccionarlo hacia
la lucha contra el terrorismo yihadista.
Si en Sudamérica
siempre estamos acostumbrados a ver como los presidentes incumplen sus
promesas, Trump ha iniciado dando acción a sus mensajes electorales. Lo que sí
se puede prever es que será muy difícil que cumpla con la
mayoría de sus promesas. Muchas de ellas son incumplibles. Ya Bill Clinton dijo
en 1998 que “cuando uno llega a ser presidente de un país hay otra persona que toma
las decisiones, y uno advierte que puede ser un ministro virtual” (4). Obama
también encontró oposiciones a muchas de sus políticas, sobre todo de los
sectores duros, que no le permitieron por ejemplo, cerrar Guantánamo, una de
sus ofrecimientos de campaña más
mediáticos.
Visto así,
muchos analistas consideran probable que Trump no culmine su mandato. No
debemos menospreciar las manifestaciones que se siguen dando en muchos lugares.
Si bien es cierto empezaron disgregadas, ya están cogiendo cierto nivel de
organización y apuntan a un programa común. Tampoco es de extrañarse
que dentro de su misma gente se busque separarlo del cargo. No tiene
todo el apoyo de su partido, excepto algunos sectores muy conservadores como el
Tea Party y nunca fue el candidato preferido del establishment republicano. La
solución que buscarían sus detractores sería el impeachment (5) o forzarlo a
una renuncia como sucedió con Richard Nixon en 1974, aunque, visto los
intereses en juego, no se descarta algo trágico como el año 1963 con John
Fitzgerald Kennedy, quien intentó gobernar a su manera, aunque con un estilo muy diferente al
de Trump, y los poderes que se ocultan detrás del trono no se lo
permitieron.
----------------
(2)
http://www.elconfidencial.com/mundo/2017-01-14/nombres-gabinete-donald-trump-quien-es-quien_1314981/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario